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Terapia infantojuvenil
Acompañamos a tu hijo/a en su desarrollo emocional, sin juicios y con herramientas reales
La infancia y la adolescencia son etapas clave en la vida, llenas de cambios y aprendizajes. A veces, estos cambios pueden venir acompañados de dificultades que afectan al bienestar emocional, social o conductual de los más pequeños.
En consulta, trabajamos contigo y con tu hijo/a desde un enfoque científico, respetuoso y humano, adaptado a su momento evolutivo. Aquí, el objetivo no es “corregir” lo que ocurre, sino entenderlo, validarlo y transformarlo desde la comprensión y el acompañamiento.
Sabemos que pedir ayuda no es fácil, y más aún cuando se trata de alguien a quien quieres tanto. Por eso, queremos dejar algo claro desde el principio:
Solicitar apoyo psicológico para tu hijo/a no significa que estés fallando como madre, padre o cuidador/a.
Al contrario: es un acto de amor, responsabilidad y compromiso.
Juntas/os, identificaremos lo que está generando malestar y construiremos herramientas prácticas que permitan mejorar la calidad de vida del menor… y también la tuya.
¿Qué significa hacer terapia infantojuvenil?
El objetivo principal de la terapia infantil y adolescente es que los menores puedan expresar, entender y gestionar lo que sienten, sin sentirse juzgados ni forzados a ser alguien que no son.
Muchas veces, las emociones no expresadas se manifiestan en forma de conductas problemáticas, somatización, retraimiento o estallidos de ira. Estas respuestas pueden generar preocupación y frustración, tanto en ellos/as como en quienes los rodean.
A través de una intervención adaptada a su edad, trabajamos en consulta para:
Comprender el origen del malestar.
Aumentar la conciencia emocional.
Potenciar recursos personales.
Mejorar las dinámicas familiares.
Fomentar un vínculo terapéutico seguro.
La implicación de los adultos responsables (madres, padres o cuidadores/as) será clave para que los avances se mantengan fuera de sesión.
Aquí no buscamos una infancia “perfecta”, sino una infancia vivida con mayor seguridad emocional, bienestar y espacio para crecer.
¿Cómo pueden afectar las dificultades emocionales en la infancia y la adolescencia?
Cuando un niño, niña o adolescente no sabe cómo gestionar lo que le pasa, sus emociones pueden expresarse de muchas formas. Algunas señales frecuentes a tener en cuenta son:
- Problemas de sueño: despertares frecuentes, terrores nocturnos, pesadillas, sonambulismo.
- Ansiedad por separación: dificultades para ir al colegio, quedarse solo/a o dormir sin compañía.
- Problemas de conducta: impulsividad, desobediencia, rabietas intensas o agresividad.
- Trastornos relacionados con el trauma: miedos intensos, retraimiento, hipervigilancia o conductas regresivas.
- Duelo y cambios importantes: pérdidas familiares, mudanzas, separación de los padres u otros cambios que generan malestar.
- Autoestima baja: autocrítica constante, inseguridad, comparaciones, desvalorización.
- Bullying: rechazo social, ansiedad al ir al colegio, aislamiento o cambios bruscos de humor.
- Dificultades escolares: desmotivación, falta de concentración, bloqueos o evitación de tareas.
Tu recuperación empieza con un primer paso
Muchas familias llegan con la duda de si están haciendo lo correcto, si es demasiado pronto o demasiado tarde, si el problema es grave… y eso genera mucha culpa o preocupación.
Lo primero que quiero decirte es que pedir ayuda ya es cuidar. En terapia, creamos un espacio seguro para tu hijo/a —y también para ti— desde donde poder comprender lo que está ocurriendo y acompañaros a ambos con respeto, calidez y estrategias útiles.
Puedo atenderos de forma presencial u online, adaptándome a vuestros horarios, contexto familiar y necesidades concretas.
¿Por qué hacer terapia infantojuvenil con Joana Tomàs?
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La confidencialidad es un derecho
¿Mi psicóloga puede contarle a otros lo que hablamos en consulta?
No. La terapia es confidencial. Aquello que tú cuentes en consulta se queda en consulta. No obstante, hay unas situaciones en las que podemos saltarnos el secreto profesional por causa mayor.
Es importante que conozcas los límites de la confidencialidad:
